Derechos de imagen
Como alguien ya se habrá dado cuenta, la entrega por capítulos de la novela “La pillé a contratiempo” ha sido retirada del blog. Digamos que por razones de “derechos de imagen”. Como recordarán, la trama versaba en torno a un chico y una chica que se conocen en un país extranjero. El quiere f*ll*rsela, pero en ese intento de satisfacer sus instintos primarios, sentimientos más profundos aflorarán en su corazón. Finalmente consiguen ser felices, pero por un corto periodo de tiempo, ya que ella deberá abandonar repentinamente la ciudad. Al joven, entonces, lo desgarrará la soledad, sumiéndolo en una crisis de la que nunca llegará a recuperarse del todo.
Esta simple historia, apta para todas las edades, atrajo la atención del público y supuso el despegue mediático del blog. Y es una pena, porque esa voluptuosidad, los pequeños hoyuelos en ese lugar donde la espalda empieza a perder su nombre y esa nuca divina habrían hecho correr ríos de tinta. Pero no volverá a ser a así.
Por cierto, hay que ver lo jodido que es mosquear a una psicóloga. Empiezan a hablar con esos términos aprendidos durante cinco años de carrera y te hacen un cuadro clínico que realmente le hace pensar a uno que no está bien del bolo. Pero dejemos las cosas como están y no liemos más la manta.
Así que, de momento, este blog será un coñazo hasta que mi corazón vuelva a latir por alguien o me agarre una de esas borracheras memorables que me den pie a escribir estás absurdeces que vierto en la red.
Aunque, la verdad es que mis borracheras casi nunca son memorables porque, si hay algo que las caracteriza, es precisamente la pérdida de memoria que el alcohol produce en mi. Por eso el día siguiente siempre recurro a mis amigos o al resto de testigos y chequeo los documentos gráficos que dan testimonio de la moña, para poder reconstruir así la escena del crimen. Y es que, jóvenes de mi generación: estamos dejando nuestra juventud con tanto garrafón.
3 comentarios
estroncho -
Julia -
Nadie es tan libre, como para contar sus últimos polvos mágicos o la tibieza de los dedos que te recorren la espalda...
ContradictioN -
Quizá para otra, debas "camuflar" un poco más la "realidad".